Cuando Mayra vino a Colorado hace 19 años con una visa de turista, solo planeaba quedarse poco tiempo. Había ido a la universidad en México para obtener una licenciatura en administración de sistemas computacionales. A los 27 años, planeaba aprender inglés en Estados Unidos y luego regresar a Chihuahua, un estado en el norte que comparte la frontera con Texas y Nuevo México, para continuar su carrera.
Encontró un trabajo en Colorado limpiando casas y oficinas. Luego conoció a su esposo y tuvo una hija. Ha estado en EE. UU. indocumentada desde entonces.
Mayra dijo que la violencia en su lugar de origne había cambiado las condiciones de vida y limitado las posibilidades ahí. Además, su esposo había estado en EE. UU. desde muy joven. Ambos encontraron la forma de ganar dinero en Colorado y querían que su hija se criara aquí. Decidieron quedarse.
Mayra es una de las aproximadamente 160,000 personas que viven en Colorado sin autorización legal, y de 11 millones en Estados Unidos.
CPR News habló con tres mujeres originarias de México que se encuentran en una situación similar, habiendo vivido por décadas en Colorado sin documentos legales, criando hijos aquí y trabajando para mantener a sus familias. Sus apellidos no aparecen en esta historia para proteger sus identidades. Sus esposos, también, han trabajado en varias áreas de la industria de la construcción, dos de ellos indocumentados y uno de ellos a través del programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia, conocido como DACA (por sus siglas en inglés).
Desde finales de 2022, todos han observado la llegada a Colorado de decenas de miles de inmigrantes nuevos que están intentando establecer sus vidas aquí. Los recién llegados han recibido vivienda temporal de la Ciudad de Denver, y ayuda con comida, vivienda, empleo, servicios legales y más de un ejército de voluntarios y organizaciones sin fines de lucro.
Las tres mujeres que hablaron sobre su experiencia de muchos años siendo indocumentadas en el estado forman parte de este esfuerzo de asistencia, al igual que otras personas que llegaron a EE. UU. décadas atrás y han tenido que encontrar su camino.
Pero al mismo tiempo, la atención en tantas personas nuevas deja a estas mujeres frustradas porque a ellas y a otras en situaciones similares no les reconocen sus importantes contribuciones a la economía y la comunidad, y porque no tienen posibilidades de obtener la ciudadanía.
También tienen palabras de precaución para los recién llegados sobre lo que se necesita para sobrevivir y prosperar en EE. UU. cuando no eres bienvenido legalmente.
Como Mayra, Claudia solo tenía planeado quedarse en EE. UU. por un año.
Claudia también vino de Chihuahua. A los 20 años, la economía en su lugar de origen no era buena, así que quería ganar algo de dinero y luego regresar a México. Encontró un trabajo lavando platos en un restaurante en Colorado usando los documentos legales de una mujer que conocía y que no estaba trabajando en ese entonces. En otros momentos, ha usado documentos falsos para obtener empleo.
“Me dio miedo salir y encontrar un trabajo” llevando esos documentos, dijo en una entrevista en español.
Pero ella y sus hermanos, con quienes había venido a EE. UU., encontraron que podían ganar más dinero en Estados Unidos.
“Podíamos vivir un poco mejor aquí”, dijo.
Las personas de México constituyen casi la mitad de la población indocumentada en EE. UU., aunque la cantidad de personas de México que viven aquí sin autorización ha disminuido en años recientes.
Claudia conoció a su esposo, quien también es de México, en Colorado y tuvieron tres hijos. Sin embargo, igual que Mayra, Claudia no ha podido cumplir con los requisitos para solicitar la ciudadanía.
Cuando los niños que son ciudadanos estadounidenses cumplen 21 años de edad, pueden solicitar que sus padres obtengan una visa de familia si el padre o madre llegó inicialmente a través de un medio legal. Pero las personas que cruzaron la frontera sin autorización no reúnen ese requisito, y hasta para las personas que sí lo reúnen, dos décadas es mucho tiempo de espera y el éxito no está garantizado.
Las mujeres dijeron que los inmigrantes nuevos no entienden necesariamente la dinámica, y que la gente que ha llegado este último año llegó con mucha información errónea sobre el sistema legal en EE. UU. Aunque algunos podrán solicitar un Estatus de Protección Temporal, muchos no cumplirán con los requisitos.
“Estoy seguro de que muchas de las personas que llegaron recientemente encontrarán que no hay opciones legales para que residan en los Estados Unidos legalmente”, César Cuauhtémoc García Hernández, un académico especializado en leyes inmigratorias que vive en Denver, dijo recientemente en el programa Colorado Matters de CPR.
El trabajo de Mayra limpiando oficinas incluyó trabajar durante la noche. También empezó a preparar burritos para vender. La decepcionó abandonar su carrera en sistemas de computación, pero ahora encontró un trabajo en una organización de servicios que incluye dar clases de natación y entregar comida a personas necesitadas.
Ella y Claudia dijeron que pagan impuestos sobre la renta, como muchos inmigrantes indocumentados, aunque no reúnen requisitos para recibir muchos de los beneficios que otros contribuyentes reciben. Mayra agregó que no se ha inscrito a servicios gubernamentales gratis como Medicaid.
Aunque todas han encontrado maneras de ganar dinero y formar parte de la comunidad, Sandra, otra persona que vino a EE. UU. hace 19 años y ha vivido en Colorado desde entonces, dijo que podrían contribuir aún más.
“Me han pedido que trabaje en escuelas con estudiantes o en la cocina, pero sin un número de Seguro Social, no he podido”, dijo. “No tener un número de Seguro Social ha limitado muchas oportunidades para nosotros”.
Claudia dijo que su esposo ha trabajado en la misma compañía de construcción por 32 años, y que tiene miedo de buscar otras oportunidades sin autorización legal.
Mayra dijo que, como su esposo obtuvo estatus temporal a través de DACA, ha logrado lanzar su propio negocio de mueblería para cocinas y granito, y eso ha mejorado significativamente la situación financiera de su familia.
Entre sus consejos para los inmigrantes nuevos en Colorado: prepárense para trabajar duro.
Mayra dijo que reconoce que las experiencias por las que las personas han atravesado para llegar aquí fueron arduas y traumáticas en muchos casos, al caminar por la selva, a veces viendo personas muertas. Pero cuando llegan a EE. UU., deben tomarse un mes para adaptarse, y luego ponerse a pensar que necesitan empezar a trabajar.
“Piensan que en el momento en que lleguen aquí, tendrán acceso a todo—todo en una bandeja de plata”, Mayra dijo.
Denver ha gastado casi $60 millones en operaciones de refugio temporal y anunció que reducirá sus servicios.
En lugar de depender de la generosidad del público—ya sea del gobierno, organizaciones sin fines de lucro o voluntarios—Mayra recomendó: “Aquí, dondequiera que llegues, tienes que trabajar, tienes que aprender a vivir en el sistema que tenemos aquí para poder mantener a tu familia. No es aparecerte y pedir, pedir, pedir. Tienes que trabajar duro”.
Colorado no figura entre los 10 estados con la mayor cantidad de personas indocumentadas en EE. UU. Pero, per cápita, ha recibido la mayor cantidad de inmigrantes nuevos desde 2022.
Mayra reconoce que ahora es más difícil encontrar trabajo en comparación con cuando llegó hace 19 años, ya que las leyes se han puesto más estrictas en relación con la contratación de personas con documentos falsos.
“Pero a la vez, aquellos de nosotros que tenemos más tiempo aquí hemos encontrado maneras de trabajar, de ganar dinero y mantener a nuestras familias”, dijo.
Claudia dijo que se encuentra a inmigrantes nuevos en el supermercado o en los refugios y les dice que pedir dinero en el estacionamiento no funciona. Los anima a que usen cualquier habilidad que tengan, ya sea haciendo comida o artesanías o algo más, para ganar dinero. Les dice que sean humildes y sigan las reglas, incluyendo aprender que no deberían conducir sin una licencia.
El éxito llegará “poco a poco”, Claudia dijo. “No es fácil”.
Las mujeres dicen que les encanta vivir en Colorado, y se siente como su hogar, pero quisieran tener la oportunidad de estar aquí legalmente.
“Desde el momento en que mi hija nació y empezó a crecer, vi que ella tendría mejores oportunidades aquí. Creo que en ese momento entendí que Colorado era mi hogar, y me sentí cómoda y bienvenida—no solo en la comunidad latina, sino también en la comunidad anglosajona”, Sandra dijo.
Sin embargo, Sandra no ha podido comprar una vivienda, y dijo que es más costoso y difícil para las personas sin documentación. Hay un programa de préstamos hipotecarios que algunos inmigrantes indocumentados han usado para comprar viviendas, pero requiere un depósito del 20 por ciento, una cantidad fuera del alcance de muchas familias sin importar su estatus legal.
“Somos gran parte de la economía”, Sandra dijo. “Y si tuviéramos la oportunidad de obtener un número de Seguro Social, en mi opinión, la economía crecería mucho más porque podríamos comprar casas y coches y abrir negocios”.
“Hacemos el ‘trabajo sucio’”, Mayra dijo. “Estamos haciendo muchos de los trabajos que otras personas que nacieron aquí, o [que] tienen números de Seguro Social, no hacen”.
Han visto al Congreso debatir las protecciones legales y los permisos de trabajo para los inmigrantes nuevos, y observado al presidente Biden ofrecer Estatus de Protección Temporal a personas que vinieron de Venezuela durante un período específico de tiempo. También han visto al Congreso rechazar opciones que proporcionarían un camino hacia la ciudadanía. Los inmigrantes indocumentados que ha estado aquí por mucho tiempo se preguntan cuándo será su turno.
Claudia quiere que el gobierno considere cuánto tiempo han estado aquí, y que tome en cuenta todas sus contribuciones. “Hemos establecido conexiones entre comunidades de diferentes [grupos] raciales. Creo que eso también contribuye a Denver”, Claudia dijo.
Pero Mayra dijo que después de 19 años no tiene mucha esperanza de que el gobierno proporcione un camino hacia la ciudadanía para las personas en su situación.
Traducido por Alejandra X. Castañeda